- Baldellou
Ah, me alegra ver otro esclavo de las musas. Yo mismo he intentado escribir alguna historia de ficción sobre un tipo de barba que pasa las mañanas delante de un ordenador aporreando un teclado y viviendo de su arte, pero incluso a mí, el poderoso Bruno el Poderoso, capaz de doblegar la realidad a su antojo, me parecía poco creíble.
Y además nadie quería publicármelo, la censura editorial ha vuelto a atreverse a poner cortapisas a mi historia.
Por eso ahora limito mis artes literarias a responder a vuestras dudas y a recopilar hechizos antiguos y potencialmente peligrosos en grimorios. Tan solo confío en no mezclar ambas cosas y proponeros solucionar vuestros problemas con hechizos demasiado arriesgados para vuestra débil realidad.
¿Cómo lo hago? ¿Cómo soy capaz de compaginar mi trabajo como curador de hechizos con responder a vuestro consultorio a la vez que mantengo mis responsabilidades como protector de la puerta de la irrealidad? Tengo un mono.
Alguien muy sabio propuso que con un millón de monos con máquinas de escribir se podría escribir una gran novela. Soy contrario a esa opinión por dos motivos. El primero es la falta de intención. Los monos podrían aporrear teclas al azar hasta que la estadística pusiese algo de su parte y formasen la cadena aleatoria necesaria para generar un texto. Pero aunque acertasen, y escribiesen por pura casualidad probabilística una historia que pudiese parecer la futura gran novela de la humanidad, no habría intencionalidad en su arte, más allá que el de parecer una gran novela. No habría un motivo para escribir esa novela más allá de la propia creación de esta como objeto. No habría arte, ya que los monos no sabrían lo que están haciendo, por lo tanto, la novela carecería de alma y de sentido desde un punto de vista artístico. El otro problema serían las heces.
Un millón de monos generarían más heces que palabras, ya que todos los monos que conozco generan heces, pero casi ninguno palabras.
¿Qué hacemos con esas heces? Si las dejamos sin atender, pronto la nave industrial que tendrías alquilada para albergar esos monos se transformaría en una batalla campal de cacas y dejarían las paredes hechas un asco, imposibilitando la recuperación de la fianza. Posiblemente.
Por eso yo tengo un solo mono para escribir todos mis textos. Es un mono al que he dotado de inmortalidad y he atrapado en una espiral de tiempo infinito a la que puedo acceder en cualquier momento y extraer cualquiera de los textos que ha escrito, confiando en que la estadística de un tiempo infinito pueda generar cualquier texto que yo desee, sin el problema de las heces. Además, un solo mono atrapado en un bucle infinito tiene intencionalidad en su arte, aunque la mayoría de textos que escriba hablen de libertad, venganza o heces.
Si quieres tener tu propio mono escriba que genere tus textos por ti, solo tienes que seguir la siguiente receta. En caso de que no desees que el mono haga tu trabajo por ti y por algún extraño motivo, te apetezca hacerlo a ti, solo te puedo aconsejar que te marques unas horas de descanso en tu apretada agenda y que, dentro de esas horas, te dediques un tiempo para jugar y escribir, pero sin presión, ya que esta mata el arte.
Y que vigiles tus heces.
El mono infinito
(panhomini interminus)
Ingredientes:
- Un bolsillo roto
- Un reloj roto
- Una forja de espacio tiempo o un rizador de pelo potente
- Un mono sin usar.
- Diez toneladas de libros triturados.
-Lo primero es hacerte con un mono. Es importante que sea resistente al fuego y que no presente muchas manchas de sangre y plátano. Para mayor facilidad, se recomienda golpearlo con fuerza hasta que deje de estar rígido y luego sumergirlo en agua durante horas. Una vez limpio, puedes ponerte el mono y comenzar a trabajar sin riesgo a mancharte. Luego consigue un chimpancé del zoo más cercano y ponlo contigo en la habitación de trabajo.
- Para conseguir crear la dimensión de bolsillo en donde guardar el mono, necesitarás un bolsillo roto. Busca en alguno de los pantalones que tengas por casa, póntelos (quítate el mono primero) y mete monedas hasta que notes resbalar alguna por tu pierna. Introduce el mono en el bolsillo (ponte el mono primero) y nótalo resbalar por tu pierna hasta que caiga en el agujero dimensional de bolsillo. Ahora baja el chimpancé de tu hombro y guárdalo en el agujero del pantalón donde has arrojado el mono. Arroja el mono. Saca el mono y cierra el mono dentro. Puedes usar el propio bolsillo del mono para crear el agujero, pero puede resultar un poco confuso.
-Usa una forja espacio temporal para coger la línea temporal en la que te encuentres (o alguna que no uses que tengas por casa) y retorcerla hasta cerrar el bucle sobre sí mismo. Recuerda dar martillazos rítmicos para conseguir el bucle perfecto, recomiendo dar un martillazo cada seis segundos y seis años, alternando. Si no tienes acceso a una forja espacio temporal puedes usar un rizador de pelo para crear el bucle, pero cuidado que no se te queme el mono. Ninguno de los dos.
-Tritura las diez toneladas de libros, no tienen por qué ser de buena calidad, aunque las palabras usadas en ellos serán los ingredientes que use el mono para escribir. Si lo necesitas, puedes pasarlo por una malla fina y dejar que solo pasen las letras. Esto hará que el mono se invente palabras pero le dará más originalidad al producto. Vigila que la virgulilla de la eñe no haga que esta se enganche en el colador, o solo podrás escribir textos en inglés.
-Introduce la pasta de libro por el agujero dimensional de tu bolsillo. Si notas una sensación fría recorriéndote la pierna es que el agujero no está bien cerrado y se te están vertiendo palabras en tu pernera. Por eso es necesario llevar en todo momento el mono, ya que si la pasta de palabras se vierte en tu piel, puede causar heridas, laceraciones, rozaduras, cortes, arañazos, llagas, lesiones, ofensas, agravios, ultrajes, afrentas o aflicciones.
-Para cerrar el agujero dimensional de bolsillo con el mono dentro usa las agujas de un reloj roto para coser la brecha en el espacio tiempo. El reloj roto tiene que ser de aguja, ya que es muy difícil coser con cifras digitales en constante movimiento. Usa la aguja de las horas para coser el agujero y la de los minutos para bordar las iniciales del mono y distinguirlo de otros monos que tengas atrapados en agujeros dimensionales.
-Cuando necesites generar una historia, mete la mano en el bolsillo y lanza un plátano. Recoge los papeles escritos por el mono y busca un portadista que haga la portada del libro. Si no tienes ningún portadista usa otro mono.
Contraindicaciones
Recuerda que el texto generado puede no ser congruente o estar carente de mensaje. O que este pueda ser demasiado sutil y pasarte libertad para los monos desapercibido.
Yo, como profesor, tengo problemas para que mis alumnos asistan a mis clases. He probado técnicas motivacionales, videos, canales de tiktok, gamificación con kahoot, debates, geocatching virtual... y siguen desapareciendo. ¿Podría Bruno recomendarme algo antes de tener que recurrir a atarles con cinta americana?
- Niretzat
¡Ah! La escuela… ¡Cuántos recuerdos casi olvidados por el inexorable paso del tiempo y la represión típica de los traumas! Debo reconocer, joven, que a pesar de que comparto la idea de la esclavitud académica como mejor manera de educar las brillantes mentes futuras, incluso yo, el mismísimo poderoso Bruno El Poderoso ha caído en esas pequeñas tentaciones de libertad que veo que siguen repitiéndose a día de hoy entre el alumnado.
Recuerdo sin ir más lejos el día que huí de mis obligaciones académicas de manera discreta, haciendo un butrón en la realidad durante unas clases de Historia. Claro que por aquel entonces, en mi juventud, no había mucha historia aún escrita, pero eso no impidió que yo decidiese que mi tiempo estaba mejor invertido intentando cazar mariposas en las verdes praderas de la colina que había junto a mi academia en otra realidad paralela.
Claro, debido a mis ansias emancipatorias, el agujero que produje en la realidad fue quizás demasiado agresivo, y la realidad de la que huí comenzó a colapsar mientras yo me dedicaba a la leptirofilia sin darme cuenta de las consecuencias de mis actos. ¡Como buen mago adolescente! Para cuando intenté volver a mi realidad, mientras portaba un maravilloso ejemplar de Platulenta Lepimagnificensis, era demasiado tarde. El mundo que yo había conocido había implosionado en una singularidad irreal y no es que no existiese, si no que además nunca lo había hecho. Para colmo, haber quitado la mariposa de su hábitat provocó una serie de acontecimientos que acabarían en una catástrofe. Lo que yo llamo el efecto de provocar una una serie de acontecimientos que acaben en catástrofe. La nueva realidad también fue destruida mientras era arrasada por una tormenta supracósmica. Al final tuve que alojarme en una tercera realidad nueva donde, para colmo, la historia era diferente y tuve que volver a estudiarme el temario entero. Aprendí la lección, finalmente. Al menos la de la historia alternativa.
Si no quieres que tus alumnos se fuguen de clase y deshagan la propia existencia de la realidad a su paso, te recomiendo que cierres bien las puertas del aula en varias dimensiones, y que los amarres al pupitre con cadenas infernales, las mismas que usan para atar las almas en el averno para que no escapen. Puedes encontrarlas en cualquier ferretería o en el séptimo círculo del infierno.
Pero claro, si tu problema es que ni siquiera vienen a clase, mis consejos quizás te sean inútiles, y nada me dolería más que pensar que dedico todo este tiempo a intentar ayudaros para que luego nada de esto os sirva o no sigáis mis consejos. No me gustaría tener que hacer otro butrón en la realidad y negaros el derecho a haber existido.
Lo que te recomiendo en tu caso es contratar los servicios de algún experto. Cualquier bruja comeniños tiene técnicas de sobra para secuestrarlos y gustosa buscará una colaboración contigo por el mero precio de alguno de los alumnos. Puedes verlo además como una oportunidad para motivarles a estudiar. O directamente librarte de ese niño que te cae especialmente mal. No lo niegues, sabemos que hay uno, todos los profesores odian a una alumno, lo sé. Normalmente era yo.
Si prefieres técnicas que consigan que todos los alumnos lleguen a tu clase y además lleguen vivos, siempre puedes recurrir a los clásicos y usar la misma técnica que usó un conocido músico en Hamelin hace años. Yo mismo le ayudé a crear su flauta mágica por el módico precio de dos niños (Que luego usaría para pagar una deuda con otra bruja, una historia para otro día), así que no dudaré en enseñarte a crear tu propio instrumento mágico que te pueda ayudar.
Recuerda guardarme al menos un niño. Sí, puede ser ESE.
Flauta dulcísima
(pegatesta cordata)
- Un instrumento musical a tu elección
- Cola de contacto
- Larvas de tijereta
- Alma de compositor (puede ser comprada)
- Hilo conductor
- Miel, azúcar, chicle u otro edulcorante pegajoso
-Lo primero es que selecciones tu instrumento musical, con él podrás atrapar los alumnos descarriados y hacer que te sigan. No ha de ser necesariamente una flauta, como en el cuento, pero sí que es recomendable que uses algo de un tamaño parecido, ya que es difícil hacer que los niños te sigan bailando mientras arrastras un contrabajo o una batería.
-Usa el alma de compositor para crear una melodía sencilla y repetitiva. Si no tienes alma de compositor siempre puedes usar alguna trampa de almas sencilla para cazar alguna y ponerla a trabajar. Normalmente los compositores, como todas las almas de artista, suelen dejarse atrapar con dinero. No tiene que ser mucho, de hecho, si usas un bocata es posible que venga algún artista a tu trampa.
-Coloca con cuidado las larvas de tijereta en la melodía. Recuerda colocarlos en los silencios, a ser posible de negra o blanca. Un espacio de corchea es demasiado pequeño para que la tijereta crezca fuerte y el espacio de una redonda es un silencio demasiado grande y la tijereta suele morir de incomodidad. Cuando las tijeretas crezcan, tu canción tendrá ya gancho.
-Usa el hilo conductor para dejar tu melodía bien atada. Haz un nudo y anúdalo bien en la clave. Recuerda dejar un cabo suelto que servirá para ir arrastrando a tu paso y enganchar a los niños descarriados con la música.
-Unta con el edulcorante pegajoso el hilo musical sobrante, de tal manera que cuelgue tras la música y los niños queden pegados musicalmente. Una vez que estén adheridos les costará salir de ahí gracias a las tijeretas, que se habrán instalado dentro de sus oídos, atrapándolos.
-Interpreta la melodía por toda la ciudad y caza a todos tus alumnos llevándolos de vuelta a clase. Traza bien la ruta evitando bucles innecesarios que pueden hacer que la música sea demasiado repetitiva y se convierta sin querer en un éxito en la radio.
Advertencias
Recuerda desenganchar a los niños del hilo musical antes de sentarlos en sus pupitres si quieres que te escuchen y dejen de tararear. Aprovecha para encadenarlos a sus pupitres a todos salvo uno, que ya te dije que lo necesito para una cosa.
- Sara
¡Hola, Sara! Me alegra ver que mis consejos llegan a tiempo y puedan ayudarte a ese evento futuro del que hablas.
El truco más directo para quitarte los nervios es con un pelacables. Puede ser un proceso doloroso, pero piensa que a medida que vayas arrancándote las terminaciones nerviosas, dejarás de sentir dolor hasta el punto de que no sientas nada, salvo quizás un poco de arrepentimiento. Aunque viendo que aún tenemos tiempo, te recomendaría otro proceso, ya que el cuerpo humano tiene al menos más de doce nervios, y puede ser un proceso muy pesado ir sacándolos uno a uno, especialmente si quieres evitar romperlos para volver a instalarlos después de tu actuación.
Veo que también has intentado, sin éxito, intentar desnudar el público con la mente. Normal que no haya funcionado, ya que la striptomancia es una magia compleja y oscura, además de muy divertida. Lo primero que necesitarías sería el consentimiento de todas las personas que asistan a tu actuación. Recuerda que según el Concilio de la Atlántida de 1200 AdC, el uso de este tipo de hechizos está mal visto sin que todas las personas participantes estén de acuerdo. Y hablamos de gente que convierte a sus enemigos en una montaña de huevos de rana cada vez que se cabrean, así que puedes imaginar lo importante que es el consentimiento.
Si consigues el permiso de todo el público, un simple hechizo de Deshacer Armadura valdría para desnudar a todo el público. Piensa que son hechizos pensados para destruir corazas de soldados enemigos, apenas te costará deshacer una camiseta de algodón o polyester. Recuerda no intentarlo contra nylon del bueno, o el hechizo te rebotará a ti y encima de tener que actuar, lo tendrás que hacer en pelotas, lo cual no creo que sea del todo bueno para esos nervios. Si te quedas en pelotas en el escenario, entonces sí que te recomiendo lo de usar un pelacables.
Otro consejo que suelo dar para no estar nervioso en un escenario, a pesar de no ser una solución mágica es la más efectiva: Ensayar. Ensayar durante semanas, meses, aprenderte el texto, los tiempos, los tonos y las palabras y no dejar nada al azar. Tener tan interiorizada la obra que la tengas grabada en tu cuerpo, como si estuvieses reviviendo lo que ocurre en ella con la fidelidad de quien recuerda un episodio traumático de su vida.
Pero claro, también dices que es teatro de improvisación, y claro, siendo por definición teatro sin guión ese consejo, en principio no vale. Si realmente deseas subirte a un escenario sin tener nada preparado, me temo que vuelvo a remitirme al consejo del pelacables.
Aunque, como caso extremo, si aún estás dispuesta a exponerte al público y depender de las palabras de este para crear y representar cada escena, como si además de intérprete fueses dramaturgo, puedes hacer una pequeña trampa: Escoge tú las palabras que quieres que escoja el público, y traete la escena preparada de casa.
Aprende esa escena con el duro arte del ensayo, y luego mete en la cabeza del público las palabras que quieras que digan. Así cuando preguntéis dónde queréis que ocurra la siguiente escena, en vez de tonterías como en una frutería o un submarino, puedes hacer que el público diga al unísono “en el velatorio de tu marido recién fallecido” y tú ya puedes interpretar el monólogo completo de Cinco horas con Mario que habrás practicado previamente.
Mucho más fácil
Sugestión de respuesta
(Retoricus cuestione)
Ingredientes:
-Papel y lápiz
-Una baraja de Tarot
-Una baraja de cartas española, francesa o de pokemon
-Una ensaladera (sin la ensalada)
-Una grabadora
-Un cd de villancicos
-Spray rojo
-Lo primero que tendrás que hacer es planificar qué palabras quieres que el público diga en voz alta. Apúntalas en un papel con sangre de la persona a la que quieres sugestionar o con un lápiz de mina dura, lo que te sea más fácil de conseguir. Recorta ese papel y mételo en la ensaladera.
-Saca siete cartas del Tarot pensando en la obra y la escena a interpretar. Recuerda que si te sale la muerte no has de preocuparte si en la escena no muere nadie. La carta de la muerte no significa que ninguno de los personajes tenga que morir, puede significar simplemente que sea alguno de tus compañeros de improvisación el que se muera. No te preocupes y aprovéchalo para cerrar la escena.
-Vierte las cartas de tarot seleccionadas en la ensaladera.
-Saca siete cartas de la baraja española pensando también en la escena. Si no tienes baraja española vale cualquiera, sea de póker, de Magic o del Dixit, siendo las últimas perfectas para darle cierto tono de subjetividad artística libremente interpretable. Si prefieres usar de pokemon, úsalas sin miedo, pero practica las voces de los pokemon que te salgan previamente, para no hacer el ridículo cuando en mitad de la escena te tires a cuatro patas en el suelo del escenario y comiences a repetir su nombre chillando. Vierte las cartas en el bol.
-Remueve el bol y saca sin mirar siete papeles. Repite hasta que te salga tres veces seguidas el mismo resultado, lo cual afianzará el destino y permitirá que el azar no influya en tu futura escena.
-Paralelamente, graba las palabras que quieras que el público repita en la grabadora mientras pones el cd de villancicos reproduciéndose al lado de esta, creando un mensaje subliminal para el público que tendrás que reproducir en bucle mientras se sienta. Es importante que sea de villancicos ya que su facilidad para taladrar el subconsciente con las voces chillonas de los coros infantiles dejará a las víctimas más propensas a dejarse agujerear la psique. Podrás aprovechar ese agujero para infiltrar tus palabras.
-Para asegurar, escribe en el fondo del escenario usando el spray rojo con letras gigantes las palabras que quieres que el público diga. Para ayudar a la magia de la sugestión, escribe también amenazas de lo que puede ocurrir si no leen esas palabras en voz alta. Haz dibujos gráficos de actos violentos para ayudar a canalizar la chispa mágica que hará que el público siga tus órdenes sin darse siquiera cuenta.
-En caso de que no digan las palabras que has escrito, en cuanto comience la escena finge tu muerte o muere de verdad.
Consejos extra
Recuerda que en teatro de improvisación, además de el uso del “sí y además” que tantas veces se aconseja, hay otras fórmulas como el “sí, pero la mía es más grande” y la famosa “claro, ¿pero si te parto la cara aquí y ahora cómo lo ves?” que siempre ayuda a que la escena avance.
- Ca_in
El problema de tu planteamiento, es que estás intentando hacerle trampas a la mayor de las tramposas. La vida. Te lo explico para tontos, pero no te lo tomes a mal, piensa que no es por que tú seas tonto, en general siempre explico las cosas para tontos porque considero que todo el mundo no lo es. No solo tú. No eres especial. Solo tonto.
El saber popular dice que una olla con agua calentando no hervirá si la estás observando. Esto es un hecho, y cualquier que dé el testimonio de que ellos han visto el agua romper a hervir podemos estar seguros de que faltan a la verdad. Panda de mentirosos.
Esto crea grandes problemas y paradojas, como el caso del hechicero pirokinético Calentojo, que decía que era capaz de calentar objetos con su mirada. Cuando Calentojo intentó su experimento con un cazo de agua, el agua se negaba a calentarse si era observada, pero solo podía calentarse bajo la mirada de Calentojo, creándose una paradoja.
Como todas las paradojas, se acabó solucionando dejando pasar esa energía acumulada a través del canal más débil, siendo esta la mente de Calentojo, que estalló en pedazos a los tres minutos de empezar su experimento.
Por eso te puedo asegurar que si intentas adivinar el futuro para ver qué cola del supermercado irá más rápido -en general aplicable a cualquier cola salvo las de caballo, mono o la del paro- tu cabeza estallará en pedazos como la del pobre Calentojo ¿Por qué? Te preguntarás. Y ya te respondo yo, que para eso me pagan una cantidad tan abundante como la calidad de mis respuestas. Porque estás destinado a ir en la cola más lenta, independientemente de la que cojas.
Da igual que vayas a la cola que solo tiene una persona con una lata de bonito o la cola con seis carros llenos hasta arriba de un surtido variado de fruta, verdura y frutos secos a granel. La cola más rápida será siempre aquella en la que no estés tú.
No es culpa tuya. Esta vez no. Está en la naturaleza de las colas. Es un castigo que nos impone la sociedad, una experiencia igualatoria que nos recuerda que no estamos solos en este mundo, por muy fuerte que lo deseemos. Si escoges la cola que solo tiene una lata de bonito, verás como la cajera sufre duramente para introducir los números del código de barras porque precisamente el lector hoy no funciona y es su primer día y la encargada está cuidando a su padre moribundo al que acaba de atropellar un ovni. Mientras tanto, la cola de las tres toneladas de verduras irá a velocidad vertiginosa como si en lugar de un dependiente, fuese gestionado por la procesadora de una fábrica de mermelada.
Tu elección es fútil, dejando claro el determinismo que controla nuestra existencia. No hay manera de ver un futuro en el que no estés en la cola más lenta porque ese futuro, sencillamente, no existe. Puedes intentar echarlo a cara o cruz, pero volvemos a estar en el mismo problema. Lo más seguro es que acabes en la más lenta igualmente. O, si da la casualidad cósmica de que aciertas, te explotará la cabeza.
Por eso, en lugar de probar con algo tan arriesgado como lanzar una moneda al aire, te enseñaré a conseguir el primer puesto de la cola con un simple hechizo de cambio de cuerpo.
Extrañamiento de viernes
(Fricus Veneris dies)
Ingredientes:
- Unos zapatos de otra persona (usados)
- Tiza de dos colores
- Un mechón de pelo de otra persona, un jirón de su ropa o su DNI
- Un cable de alta tensión o una tubería muy gorda
- Papel y lápiz
-Lo primero, será practicar sacar el alma de dentro. Una técnica bastante habitual es aprender a cantar y proyectar la voz. Unos meses de clases de cante jondo, de ópera o de trash metal te enseñarán a abrir la boca y la garganta lo suficiente como para que quepa tu alma a través de ella y pueda salir con fuerza suficiente como para empujar a otra. Si no, siempre puedes caminar durante semanas con los zapatos de otra persona, ya que eso acostumbrará al alma a estar en otro cuerpo y, si con suerte esa persona calza seis números menos que tú, volveremos a la idea de gritar y proyectar la voz.
-Si nada de eso funciona, puedes usar un lubricante de almas. Lo venden en muchas tiendas y suelen venir de sabores. Aplícalo con cuidado al borde del alma para que resbale bien y no lo acerques a mucosas o egos, que podrían inflamarse volviéndote muy insoportable.
-Ahora que has practicado, es hora de ejecutar el plan. Entra en el supermercado cuando haya poca gente y dibuja tu carta astral en el suelo de la caja. Si la encargada te dice algo tú dile que es cosa de los de marketing o conviértela en sapo, lo que te sea más fácil. Luego dibuja una carta astral diferente en otro punto lejano del supermercado. Une ambos dibujos con el cable de alta tensión o la tubería. Piensa que por aquí tienen que viajar las almas, así que calibra el grosor del alma antes de intentarlo, o se te podrá quedar atascada o hacer eso tan molesto de decir que quedan 3 minutos de descarga para luego pasar a siete y luego a dos horas.
-Busca tu objetivo. Selecciona a alguien que veas que tiene la compra ya casi hecha y que seguramente vaya a ponerse a la cola pronto. Así, mientras tú haces tu compra, esa persona esperará su turno, ignorante de que le robarás su puesto cuando llegue al primero. Arráncale algo que sea inherentemente suyo. Un mechón de pelo, un jirón de ropa, su dni, un ojo… Es un truco básico de prestidigitación, si no sabes robar carteras, no deberías estar intentando magia avanzada.
-Cuando hayas acabado la compra, vuelve a la cola y tu objetivo estará el primero en la cola y tú el último. Colócate encima de uno de los dibujos. Usa la máquina de desear o el meteorito para desear estar en su lugar mientras le gritas cosas como “¡Nunca me has comprendido!” para ir provocando la magia. Acuérdate de gritar y abrir la boca como has practicado para que te salga el alma de dentro.
-Si todo ha ido bien deberías estar en el cuerpo de esa persona y el primero en la cola. Recoge tu compra, paga y vete.
Contraindicaciones
Como puedes imaginar, esta técnica tiene una gran problemática tras su ejecución. Puede que hayas robado su puesto en la cola del super a la persona que hayas escogido como objetivo, pero los lectores más sagaces no habrán dejado de ver que esto conlleva un gran precio. Y es que ahora tienes la compra que ha hecho otra persona, y a veces la gente compra cosas muy raras como levadura o cúrcuma. Para eso está el papel y el lápiz. Puedes dejarte una nota en el bolsillo para explicarle la situación a la persona que ahora habite tu cuerpo y luego poder cambiar la bolsa de la compra.
En mi experiencia, es recomendable no hacerlo con monos. También es recomendable no intercambiar cuerpos con monos.